Tardes monótonas de domingo.
Lluvia en los cristales.
Oscuridad en el alma.
Tu recuerdo pesa como una losa.
Porque no estás, porque te has ido.
Recuerdos de esas tardes de otoño con un café y un humeante cigarro en la mano.
Tic tac, las horas pasan en el reloj del salón... qué largas son ahora esas tardes sin tí
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